Desde la Logia de las Bendiciones de la Basílica de San Pedro, la primera aparición de Robert Francis Prevost, hasta ahora prefecto del Dicasterio para los Obispos, elegido por los cardenales en el Cónclave como el 267.º Pontífice de la Iglesia universal. Himnos, cantos, oraciones, aplausos, vítores de “¡Viva el Papa!” y exclamaciones de júbilo acompañaron el anuncio del Habemus Papam por parte de las cien mil personas presentes.
Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano
Primero, el nombre: León XIV, en memoria de León XIII, el Papa de la primera encíclica social, Rerum Novarum. Luego, el rostro: la expresión de serenidad y asombro de quien, por primera vez, con vestiduras nuevas y una mirada renovada, experimenta en carne propia lo que sus predecesores vivieron en aquel primer saludo desde la Logia de las Bendiciones. Gritos, cantos, aplausos, vítores de «¡Viva el Papa!» y «¡León, León!», pancartas, banderas, luces de teléfonos que brillan bajo el cielo romano que lentamente entra en el crepúsculo. Y, por último, las palabras: las primeras palabras pronunciadas con voz firme y acento español:
“¡La paz esté con todos ustedes! Queridísimos hermanos y hermanas, este es el primer saludo de Cristo Resucitado, el Buen Pastor que dio la vida por el rebaño de Dios. También yo quisiera que este saludo de paz entrara en sus corazones, llegara a sus familias, a todas las personas, dondequiera que estén, a todos los pueblos, a toda la tierra. ¡La paz esté con ustedes!”